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La Cuestión de la Sacerdotisa

¿Por qué es tan difícil, dejar?  Particularmente, por qué es tan difícil, dejar las malas cosas que nos duelen?

En mi baile ahora estoy explorando cómo dejar la tensión al occipucio y cuello, porque cuando mi pez, Virginia, va, ella inicia su movimientos con la cabeza y después el cuerpo sigue, y cuando lo hago yo, siento una cortina al occipucio, una parada.  No me gusta la sensación de la parada, y sé que es responsable para lo que no me gusta en el cuerpo.  Pero todavía lo hago, aún con conocencia.

Cada día, cuando me despierto, tengo un momento, en que siento el cuerpo todavía relajado como el cuerpo de una dormienda.  Y me digo, "siguéte!"  Pero, contra mi voluntad, me siento la tensión que llega.

Alguno me ha mencionado que alguien ahora piensa de enseñar tango, y cuando lo oí, pensé, "*él*?  Es la (el?) *última* persona en el mundo que tiene el derecho!  Porque es una Mala Persona!  La única persona en toda mi experiencia de quien puedo decir verdaderamente, sin duda, que es una Mala Persona!"  Mala porque es mezquino, y cruel, actualmente cruel.  Y es el opuesto de tango.
Y después pensé en muchas cosas factuales muy lisonjeros que sé sobre él.  Y pensé, y pensé, y después me pregunté: "esto es sobre VOS, no sobre *él*!  ¿Por qué estás pensando todavía en este perdedor?  ¿Por qué estás teniendo tus malas emociones?  Te gustan, estas emociones?  No...entonces, por qué los tenés?"

Ahora estoy *todavía* a cama, enferma, aburridísima.  Estoy tejando una bufanda para mi tía que va a morir en unos días.  Y voilá el opuesto/mismo problema.  Cómo dejar?  No quiero dejarla, pero no tengo la opción.  Ella *va* a morir.

Me parece que, dejar, y tener, son la balanza de la vida.  Tenemos las personas que dejan con demasiado facilidad, y tenemos personas que tienen con demasiado tenacidad.  Tenemos el deseo para la flexibilidad que es necesario para dejar, para suportar nuestras mismas vidas en maneras sanas.  Pero veo la gente que dejan sin esfuerzo aparente, y según me no es la vida tampoco!  La vida es conexión.  Real, difícil, alegre, tierna, feroz, poderosísima.  Estamos acá para conectar.  Pero también estamos acá para sobrevivir, y buscar la felicidad.

¿Cómo podemos disfrutar de lo mejor los regalos de Dios, qué son por todas partes, y particularmente son en nuestros mismos?